LA DEMOCRACIA DE HOY EN AFRICA

LA DEMOCRACIA DE HOY EN AFRICA

Entre los años 2011 y 2012 se han celebrado más de cincuenta elecciones presidenciales, parlamentarias y locales en África. A pesar de que este hecho podría verse como un indicio de la llegada de la democracia al Continente Africano, factores como el bajó desarrollo socioeconómico, la débil capacidad institucional, la violencia asociada a las elecciones y el fraude electoral o la influencia militar sobre la política han debilitado la consolidación de la democracia en la mayoría de los países africanos.

Lamentablemente, las protestas públicas originadas en África del Norte en 2012- una derivación de los alzamientos de la Primavera Árabe que reclaman mayores y más profundas reformas políticas- no han tenido un efecto emulador por el momento en las sociedades africanas.
Túnez y Egipto, por ejemplo, presenciaron intensas contra protestas que hicieron empañar su consolidación democrática. Sus respectivas sociedades se sumaron a una creciente polarización entre una sociedad cada vez más secular y los defensores de Gobiernos islamistas elegidos democráticamente .Como resultado, estallaron enfrentamientos entre grupos políticos opuestos a raíz de que la oposición denunciara medidas que se percibía que estaban amenazando el carácter secular del Estado, o que protegían deficientemente las libertades individuales y religiosas.

Así las cosas, el principal reto a corto plazo en la mayor parte del continente es consolidar unas condiciones macroeconómicas estables en medio de un escenario económico mundial más volátil. Adicionalmente, deberían experimentarse mayores mejoras en las instituciones y regulaciones relativas a la actividad del sector financiero y privado. Si se abordarán las limitaciones a nivel de las infraestructuras y se incrementara el acceso a servicios públicos fundamentales como lo son la educación, la salud y la seguridad, los países alcanzarían una situación de alto crecimiento sostenible, a la vez que se lograría reducir la pobreza y las desigualdades.

A pesar de todo, el riesgo de desconcierto social está descendiendo en el África Subsahariana, principalmente gracias al buen resultado económico en general observado en los últimos años. Se era que la mejora del bienestar inspirara en la población el deseo de contar con un mejor Gobierno y una mejor democracia.

Como valor, la democracia sigue conservando un fuerte atractivo a nivel universal, lo que en la actualidad se debe en gran parte al proceso de globalización y el auge de Internet.

Una vez más se pone de relieve la necesidad de un abanico más amplio de acciones, tanto en el Continente Africano como fuera de este, donde tengan cabida una mayor cultura política y el fortalecimiento del Estado de derecho y de las Instituciones públicas, lo que podría hacer

cambiar la idea predominante aunque paternalista de la comunidad internacional de considerar la democracia en África desde una perspectiva y sentido minimalista.
La transición a democracias consolidadas con todas las de la ley no se ciñe exclusivamente al hecho de celebrar elecciones, sino que también requiere el desarrollo de la democracia y de las Instituciones así como de las actitudes de los ciudadanos y la voluntad de apoyo de los Gobiernos.

Con todo, siguen existiendo otros retos, aunque ya no tanto en términos del totalitarismo y la corrupción. Los ataques militares y el crimen organizado se alzan como las principales amenazas a la seguridad, la estabilidad y la democracia en el Continente Africano, lo que unido a los persistentes conflictos fronterizos, hace que se establezcan como focos de inestabilidad en áreas remotas donde existe poco control gubernamental. El informe de 2013 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) sobre el crimen organizado a nivel transnacional resalta su efecto debilitador sobre la capacidad del Estado y el fomento que se hace de la corrupción. El carácter y el origen transnacional de estas cadenas delictivas globales reclaman soluciones tanto a nivel nacional como internacional.

Lamentablemente los focos de conflictos de índole religiosa o étnica persisten e incluso en ciertos momentos pueden desestabilizar a un país, como está ocurriendo en el Sahel.

Mientras que en África se está desarrollando un proceso lento de transición, en el resto del mundo la tendencia general es una pérdida de confianza en la democracia y en la política.
La participación política ha decaído en muchas democracias consolidadas y, os votantes muestran una actitud de desilusión respecto a las Instituciones públicas debido a los efectos de la gran crisis de 2008- 2011 así como por la permanente deuda soberana en la zona euro.

En algunos países de África se ha experimentado un avance aunque todavía queda mucho camino por recorrer.
El paso en Senegal de un régimen híbrido a una democracia imperfecta refleja la tranquila transferencia de poder que tuvo lugar en el país en 2012, tras unas elecciones presidenciales en las que el candidato perdedor acepto el resultado. El Presidente saliente Abdoulaye Wade intento gozar de un tercer periodo, no contemplado en la Constitución, pero ante las propuestas del pueblo, no resulto elegido.

Malí registró el descenso más pronunciado en los resultados tras el golpe de Estado y la toma del Poder por parte de los tuaregs así como de los rebeldes islamistas yihadistas de la mitad norte del país. La situación política ha mejorado tras la intervención militar y política de las fuerzas regionales de la CEDEAO y en especial de Francia. Sin embargo en tanto en cuanto no se restablezca la seguridad, las economías de la región seguirán siendo vulnerables.

Tras la secesión de Sudán del Sur, se alcanzó un acuerdo con Sudán sobre cuestiones importantes; sin embargo, algunos aspectos regionales siguen siendo asunto de discusión, impidiendo el logro de la paz definitiva hasta que estos no se resuelvan.

También son buenas noticias que Presidentes de larga permanencia en países como Uganda, Eritrea, Zimbabwe y la República del Congo que intentan responder con sus propios esquemas para legitimar ampliaciones en sus mandatos, se están encontrando con la presión cada vez mayor por parte de fuerzas de la oposición.

Tras una década de importante crecimiento tras la revolución democrática de África en la década de los noventa, ciudadanos y activistas guardan celosamente sus nuevas libertades económicas y políticas.

Las fuerzas opositoras están cada vez mejor organizadas en el empeño de enfrentarse a líderes y regímenes consolidados desde hace mucho tiempo, a lo largo y ancho del continente, las fuerzas opositoras están empezando a darse cuenta que la oposición no quiere luchar sino alcanzar acuerdos de manera constructiva con el fin de ofrecer mecanismos de control y equilibrio de poderes al gobierno.

Durante los próximos cinco años, casi veinte países celebrarán elecciones en las que presidentes que llevan mucho tiempo en el cargo tendrán que elegir entre aferrarse al poder u organizar una transición creíble hacia una nueva generación de líderes.

Si bien está claro que la mayoría de los Presidentes veteranos que contemplan la sucesión política para los próximos cinco años están programando prolongar sus mandatos en el poder, resulta igual de evidente que estos van a tener que enfrentarse a una oposición cada vez mejor organizada y equipada, capaz de sacar el máximo rendimiento de la tecnología de la información y de las redes sociales.

Además de la resistencia popular a la repetida formula de las políticas dinásticas que aún se perciben en diferentes Estados africanos, los ciudadanos se muestran recelosos ante el caos y la represión que van asociados a estos sistemas.

José Filomeno Monteiro
Miembro del Parlamento de Cabo Verde
Secretario de Relaciones Exteriores del Partido Movimiento para la Democracia (MpD)

Share: